Antes de comenzar con la lectura, entiende que este texto es mi propia realidad, de una forma, legible y entretenida.
2— Del amor a los padres y las realidades de una vida
“Se
dice el Santo, no el pecado” y aquí estoy yo, tratando de tratar de jugar con
esta vida… tan de locura. Y es que cada vez que veo como son mis raíces, de
existencia, recuerdo porque, aunque desee tener hijos, no los tengo.
Son
7 y 40 de la noche, 11 de noviembre del 2023, y estoy analizando desde el punto
único de sanar de a las personas y sobre todo a mis padres, cada vez que hablo
de ellos dos, la claridad se me hace más estable con la madurez, las
posibilidades, de lo liviano se hacen inmensamente fervientes y las
consecuencias las estoy entiendo como el amor que el “principito, aprendió de
su rosa”
Mis
padres han sido de cierta manera importante en cada uno de mis procesos, a
pesar de todo, y al estar escribiendo esto, me doy cuenta de que siempre seré
la consentida de mi padre y de mi madre, su mayor orgullo y escalón de
vida.
Mis
papás y yo, somos diferentes, muy diferentes, pues yo los tuve a ellos y
siempre he sido su princesa, su niña que a veces es malcriada, pero también su
motor de vida, su forma de existir y su camino hacia muchas cosas. Y no estoy
hablando del narciso, entiendo que no vale la pena hablar de esa situación, tan
ególatra, solo que así me lo han hecho sentir toda la vida.
En
el transcurso de la vida, nos damos cuenta de que los hijos somos, en muchos de
los casos, los verdugos de lo que uno no entiende. Cuando era menor de edad, no
puedo decir que “era pequeña”, pues no crecí mucho. Con mi papá y mamá se
siente diferente, pues ambos tuvieron vidas totalmente distintas y eso en
definitiva se nota en mí y en lo que estoy tratando de hacer con el tiempo, y
aún más con este libro.
Hace
no mucho, comencé un proceso de limpiarme y de entender las circunstancias de
la vida, antes siendo un tanto dura con él y estando ciega del dolor, “papá me
abandono”, pero con el paso de los años he aprendido a lidiar con ese
sentimiento extraño y limpiarme las heridas del ala rota, que no funciona para
mucho, nunca entendí la razón de dejarme a la merced del dolor y la incapacidad
de hablar de sus propios sentimientos de lo que sucedió por culpa de otros, en
este caso de la política.
Por
otro lado, de mi madre una belleza, inteligente, pero con mucha más libertad de
la que debería tener, una niña en esa época y una familia un tanto
disfuncional. Bueno, aunque por ambas partes no se puede hacer caldo.
Una
de las razones que ustedes saber cuál es: la violencia y la política, que uno
en este país, no puede hablar de la una, sin la otra.
La
política de la misma mierda mató a mi abuelo Paterno, dejándolo a él como
“figurita paterna”. Le digo figurita porque tenía 12 años, era el hijo mayor, o
sea que debía, realmente no debía, sino que le impusieron hacerse cargo de sí
mismo y sus hermanos, que son 6. De acuerdo con lo que mi papá y abuelita, me
han contado, mataron al abuelo frente a la casa, un día de mercado, un sábado
que no era fácil de olvidar, además también contando que mi abuela no es muy
afectiva, le hace un poco complicado… Ya que el abuelo tampoco era una buena
figura a seguir.
La
violencia y la política en mi país de alguna manera me marco distinta la vida,
ya sea porque la corrupción de este país me toque indirecta o directamente o
porque las “políticas públicas son un mal chiste, putamente mal contado.”
Por esa razón trato de ir en contra de los extremos políticos, ni siquiera puedo ser del centro, que sigue siendo una fantasía con unicornios y mucha mermelada. Me considero así misma como alguien sin partido político y religión, además no se me da ser tan hipócrita, al saber que Alma Profana existe.
Pero
continuando con mi relato, después de que mis papás se separaran de una manera
definitiva y turbia con dos menores de edad de por medio, me sentí realmente
abandonada por mi papá, es que a veces me sentía tan culpable como un niño que
rompe una porcelana antigua, sentí que el mundo se desmoronaba y yo no sabía el
porqué de aquella dolorosa decisión —o bueno si sabía—, pero era tan inocente
que no entendía lo que era llevar una relación con mi papá.
Pensé muchas veces, que era porque no caminaba o que deseaban que yo fuera otra Camila, que hiciera otras cosas-como las otras niñas normales—, pues teniendo en cuenta, que mi papá es músico estoy muy segura que le hubiera encantado que yo también lo fuera… también pensaba que él hubiese preferido un niño. La mayoría de los hombres, subconscientemente, desean prolongar sus genes y, pues y, yo soy de todo menos hombre. Continuando con el relato vago de mi vida, les vuelvo a poner en mi contexto… En el año del 93, en un hospital de un municipio de Caldas, una niña de 14 años, daba luz a una bebé, que un mes después moriría y reviviría convertida en la mujer que les está escribiendo estas líneas. Creo que me entienden.
Mi madre tuvo por varias razones un embarazo de alto riesgo, primero por la época, hace 27 años casi 28 —ahora 30, 31—, la salud en una madre gestante y más en esa edad no era como demasiado importante, mi padre tuvo muchos problemas de drogas, que fue dejando por convicción propia, pero en ese entonces no iba a ser la ocasión de abandonarlas, como lo dije anteriormente a mi papá y a mi abuela, les toco convertirse en “los machos de la casa”, mientras mis tías mayores trataban de ayudar en la casa, cuidando a los demás hermanos más pequeños.
Podrán imaginar lo doloroso que fue para ellos crecer sin una figura paterna, aunque el hombre en cuestión no era muy honorable que digamos.
Entonces entre la música, las responsabilidades que se le avecinaba no podían saber qué hacer con su vida, lastimosamente esas acciones me lastimaron de una manera increíble.
Mi papá, la verdad es una víctima más que sin saberlo o —sabiéndolo poco—, me dejó algunas heridas emocionales, que me harían cometer todos los errores de una mujer “normal”, dejándome más claro que el agua, la situación tan bochornosa, de saberlo ser un abusador de una niña.
Años más tarde, dos años más después de la
cirugía de la mano, comenzaron con las piernas y si sé que a muchas personas
les han hecho más cortes y cambiado sus tendones y demás, pero ustedes no se
alcanzan a imaginar lo difícil y triste que es tener que mostrar en silencio
esa fortaleza a la edad 5-6 años.
Sin saberlo allí aprendí sobre el
querer y no poder o el amar y no poder estar, el de No poder rendirse, porque
no está bien, porque lo debes-a la sociedad y a la teletón, pero aún más
cercano a tu familia - y si te rindes la capacidad de recibir, sé irá para el
carajo, de cierta manera era entender, que no podía apagarme y dejar ir la
existencia como tal.
Pero con los años he entendido que no le debo nada a nadie y he hecho lo que he podido, con lo que tengo, para algunos mucho, para otros nada. Para mí, para esta camila de 31 años, ha sido lo suficiente, aunque a veces lo dudo, por la misma realidad.
Mis años de infancia fueron solitarios, y a pesar de tener a mis primos ellos tenían cosas por hacer, mientras bueno, yo iba al médico y luchaba contra algo que no pedí y no pido aún, después de tantos años, tanta angustia y tanta cosa atorada en el alma, descubrí que la soledad era una buena amiga y que el tiempo pasado con ella, me iba a dar a un tanto de tranquilidad y de propiedad ante tanta cosa, en el mundo.
Aquí es
donde viene la calada de una vida, pues a pesar de estar sola, me encontraba
casi siempre en mi habitación, subida en la cama, con mis peluches que con el
tiempo se fueron resumiendo a la cuantía de libros leídos, del vino o el
aguardiente tomado y la necesidad sexual, además de una inexplicable necesidad
de libertad. Volviendo al tema, ¿Desde cuándo supe que la triste no da espera?, ¿desde cuándo la vida me dio a entender que la propiedad de un suspiro no es más que la perdida de oxígeno?, en el momento en que vi a mis abuelitos y a mi mamá llorar mientras ardía de fiebre y no podía dormir, por la incomodidad, por el dolor y la maldita frustración que no entendía, hasta ya convertirme en alguien muy consciente, el dolor de la perdida de la movilidad y las crisis de no poder dormir bien.
Recuerdo que mi pequeño cerebro desvariaba y me hacía llorar a gritos, tuve yesos, unas veces con palos atravesados, otras veces en una pierna, otras al tiempo. Aunque siempre he tenido fuerza en las manos, no podía gatear. Es como estar encerrada en mi propio cuerpo, en un cuerpo que tenía yagas, moretones y era intoxicado con diversas toxinas para “controlar mis movimientos”. Mi maravilloso cerebro no funciona bien, pues siempre me fijo en tipos con inteligencia y un poco de elocuencia. Pero es lo que tengo y aquí estamos.
Además de las pastillas, inyecciones junto a una autocompasión innecesaria la cual de vez en mes se mete en el útero, la calamidad de tener una tortura constante no se iba a desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, es más los viajes a centros médicos y a reuniones con religiosas, me dieron a entender que ni el Dios de mi mami, me iba a levantar de la silla de ruedas, si es que esa es mi versión de los hechos.
Recuerdo también las terapias, las fisioterapias, que de cierta manera deberían ser parte de mi rutina escuálida y de mentora, pero no es lo misma, pues bien, necesito tener un buen estado físico, pero no deseo recordarme que no podré, salir corriendo y salvarme el pellejo.
Para tener en claro que la sucesión de hechos en la parte que viene no puede ser camuflada en un cuento de hadas, ni en una película latina, de esas que uno, no sabe si admirar o mandar a la puta mierda, y ya sabiendo que tenemos de dónde vengo, y quien medio soy, podemos dar la razón primaria de convertirme en esto, en una mujer pensante, aunque me hubiera podido quedar en la miseria de no pensar en la pregunta ¿qué es la existencia?
Y así vivir más satisfecha con la vida, no buscar necesidad e innecesarias, ni escurrir el nicho de la conciencia, pero aquí es donde una de las tantas razones para ser, ya que tenemos el mismo derecho de ser escuchados y el deber de escuchar no solo porque tengamos un problema con nosotros mismos o con los demás. Nunca deberíamos fingir que lo que sentimos esto sería oprimir el alma y seguir con las discrepancias de un corazón partido.
Debería escribirles a muchas personas de esta sociedad, dándoles algo de qué hablar y gritarles a esos oídos sordos que no es así como se gana el cielo, porque el cielo o “el paraíso” están en la belleza de las cosas y más que todo en la naturaleza.
Bru-tal. Cómo me encanta tener una amiga tan talentosa 😍 "Es como estar encerrada en mi propio cuerpo" y "ni el Dios de mi mami, me iba a levantar de la silla de ruedas" ufff Cómo te entiendo
ResponderEliminarMuchas gracias 💗
ResponderEliminarYa se porque te perdonaban todo, eras una niña adorable!, muy bella... esto siempre tiene efectos secundarios jeje. Un gran saludo camila!.
ResponderEliminarNo olvides que los campos magneticos ayudan a sobrellevar la espasticidad...
Muchas gracias y lo del campo magnético lo tendré en cuenta...
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